¡¡¡¡¡¡¡¡¡Un estreno más!!!!!!!!!!!

28.01.14, 14.48 de la tarde e Inma me ha sugerido hace ya rato que por qué no hago yo la crónica de esta última actuación en nuestro “querido” CERVANTES ( desde que hago este montaje a todo y a tod@ les llamo querido), y le digo en principio que no me veo, aunque reconozco que la anécdota que me surgió ayer con respecto a la actuación es graciosilla, novedosa –desde luego para mí- y como para contar así a los allegados y amigos, (claro a ella se la he contado y por eso lo de -anda estaría bien contarlo-), y aunque a ella le ha pasado un tanto de lo mismo que a mí, con respecto a la anécdota, ella claro ya escribió en su momento su crónica de la actuación pertinente.

Así que, aquí estoy, con muchas sensaciones antes y después de la actuación y pocas palabras para contarlo.

Empezaré por el final, LA ANECDÓTA de ayer comprando el pan:

Panadería de la calle Miguel de Unamuno, abierta casi tantos años como yo vivo en mi casa, comprando el pan en ella desde que la abrieron.

Yo, entro a media mañana como muchas otras, tres o cuatro personas dentro, no más, y dos dependientas, con aspavientos y relativas voces habla una de las dependientas:

DEPENDIENTA: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡No, no, no puede  ser!!!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡eres tú!!!!!!!, ¿porque eres tú, verdad?, ¿la del teatro de ayer?.

YO: (con más miedo que vergüenza que diría el refrán, pero casi al revés) Sí.

DEPENDIENTA: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡no me lo puede creer, no me lo puedo creer!!!!!!!!!!!, pero si estuve  viéndoos ayer en el Teatro Cervantes, bueno, bueno, ¡¡¡¡¡¡¡cómo sois!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡geniales, geniales,!!!!!!.

La otra dependienta ha mirado a su compañera, (que se podría decir que es su responsable o su jefa), atónita mientras el resto del público se queda boquiabierto y empieza a mirar con curiosidad. Ante la repetición del texto y los gestos de la encargada, la dependienta preguntará a “su público”: ¿QUIÉN VA?.

El resto del diálogo, monólogo, es un poco de lo mismo, la dependienta responsable encargada alabando el montaje, los personajes, los actores, la dirección, etc. Y yo escuchando y dando gracias a diestro y siniestro porque la individua no para de moverse por toda la tienda al otro lado del mostrador.

Y cuando me fui, fue un poco de -está loca, mejor no volver a actuar en Alcalá-, ¿qué me ha dicho? ¿que conocía a quién?, “la tontita”, y ¿quién es la tontita?.  ¡¡¡¡¡¡¡Qué subidón!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡qué vergüenza!!!!!, y cuando venga la próxima vez, será de las que te lo recuerdan una y otra………………, lo tengo que contar en casa, y a Inma, a ver qué dicen………………………

Y así incluso te pones a pensar y reflexionar en cómo ha ido todo antes de empezar la función y después y aún sabiendo que ha habido equivocaciones y demás,  te sientes satisfecha y con la certeza, que no cerveza Pepa, de que si hubiese otra actuación el domingo siguiente sería mejor de lo que lo has sentido y mucho mejor de lo que te han dicho que salió.

Porque  a ver, lo que no puede ser es estrenar cada tres meses, con los mismos nervios, preguntas, respuestas etc.,  que la primera vez allá por junio de 2012…………..

Si algo hemos mejorado en las últimas representaciones es la carga y descarga, ¡¡¡¡¡¡¡¡ya no la hacemos nosotros!!!!!!!!!, pagamos por ello y eso que hubo una serie de conversaciones en esta ocasión sobre recortes en Maru-jasp que no llegaron a mucho la verdad.

Con todo, me quedo con la satisfacción de tener unos compañeros tan maravillosos en el escenario, ahora solo se me ocurre eso. ¡Ah!, bueno no, y se me ocurre lo mal que estuve el viernes anterior  a la actuación no en el ensayo de la función que nos ocupa (que eso es harina de otro costal, ¿verdad Sr. Director?, -no desparraméis chicos, que en esta función cabe todo, pero no- ¡¡¡¡¡¡¡¡ Coño!!!!!!!! pero señala con el dedo quién desparrama que si no nos quedamos igual) si no en el siguiente. Lástima el tiempo que les hice perder a esos compañeros maravillosos en ese ensayo.

Pero como lo que nos ocupa es la crónica de RUIDOS, y ahora no se me ocurre nada más, aquí lo dejo. Que digo yo, tampoco tiene que ser tan larga, casi con esto vale, ¿no?, ¿sí?, se lo preguntaré a ese Sr. que siempre  nos dice lo que tenemos que hacer………………….

Gracias M. Ortiz.

P.D. la crónica anterior a esta sobre la actuación de Torrelavega, ¡¡¡¡¡¡¡¡ya viene, ya, que ya está llegando…………..!!!!!!!!!!!!

 

RUIDOS EN LA CASA O DE COMO HACER UNA FUNCIÓN SIN ESTRÉS

29 de septiembre de 2013. A las cero horas y dieciséis minutos el Teatro Regio de Almansa rompe en aplausos. Sonrisas, caras de satisfacción, más sonrisas, más aplausos, entradas y salidas de los actores, más aplausos. ¡Por fin! Descansamos, se irradia satisfacción, ya pasó… el quinto estreno ya pasó y ha salido muy bien. Comentamos entre nosotros. “No ha estado mal”. “Yo estoy muy contenta”. “El primer acto un poco flojo, pero en el segundo y en el tercero nos recuperamos, yo también estoy contento”.
Respiramos hondo y salimos a saludar, a fumar, a respirar aire fresco. De entre cortinas rojas aparece el director con cara de buenos amigos, sonriente, saluda, felicita, da ánimos. Y le preguntamos, como siempre le preguntamos. ”Bien, ha estado bien. Lo mejor de todo el primer acto, el segundo y el tercero con falta de ritmo”. Algunos nos miramos sin entender, decididamente el teatro es un arte subjetivo, muy subjetivo. Yo ya lo decidí hace tiempo, no hacer caso a nadie y seguir mi propio criterio. Eso sí, al director hay que obedecerle disciplinadamente… casi siempre.
Pero todo empezó casi cuatro semanas antes, el 2 de septiembre.
– ¿Qué tal las vacaciones?
– ¡Muy bien!
– ¡Qué moreno estás!
– Ya se me han olvidado.
– ¡Uff, qué pereza empezar con los ensayos otra vez!
– ¿Estamos todos?
– No, que falta…
– Pero está llegando que me ha mandado un sms.
Y recibimos la planificación de ensayos via correo electrónico. ¡Cómo amamos esa aplicación! ¿A veces me pregunto cómo sobrevivió Maru-jasp en sus primeros años sin correo electrónico, sin móvil, sin whatsapp? Nadie se lo explica. Inma, incansable, nos manda la planificación de ensayos y su ordenador se llena de correos. “Qué yo no puedo mañana”. “Que yo ya tenía otro compromiso”. “Que estoy en otro sitio”. Pero ella implacable, imperturbable, como si los sms fueran al correo de una Inma virtual que no entiende, no mueve ni un ápice, insiste, reinsiste y allá estamos los que podemos, que hoy faltas tú y mañana falto yo. No importa todo se reduce a leer un texto u otro y de pronto tenemos una nueva Flavia o un nuevo Luis y estamos… y ensayamos, vaya si ensayamos. Y terminamos cansados, agotados, sudados, pero estamos… como las sardinas. El director hace sus cábalas para que en el próximo ensayo hagamos esto y nosotros nos encargamos de cambiárselo y él aguanta estoico, con ganas de cortarnos en pedacitos y echarnos a los caimanes para vernos resurgir como el ave Fénix convertidos en seres disciplinados dispuestos a empezar de nuevo. Y nosotros, que en el fondo lo apreciamos… y mucho, lo dejamos que se ilusione, total ya la vida le deparará otros sinsabores, y seguimos con lo nuestro.
Y llega el último día de ensayo del quinto estreno y Beatriz, que se ha pasado tres semanas en el hospital, ve la luz y la sonrisa vuelve a su boca. Y yo que me entero que, encima, la han operado de un bulto de grasa que no tenía. Parece una noticia sacada de una comedia de humor inglés. Y ensayamos todo y sale… como puede. Hablamos de las transiciones, pero el “dire” nos tranquiliza, tendremos hora y media para ensayarlas. Sin problemas. La función es a las diez de la noche, nos va a sobrar tiempo hasta para echarnos una siesta. “Que repasemos el texto y las transiciones”, insiste nuestro director. ¡Pues claro hombre, que ya lo sabemos, que hasta un pase de texto vamos a hacer antes de que llegues!
Ocho de la mañana, suena el despertador, lo paro, ocho y cinco vuelve a sonar, lo vuelvo a apagar, ocho y diez, repite su despertar y le doy otro manotazo, ocho y cuarto Gloria me da un manotazo a mí “Apágalo ya”. De pronto me acuerdo de Cuqui. ¡Dios! Que este aparece en menos de veinte minutos y nos aporrea el timbre. Me levanto, me ducho y me tomo el café. Ocho y treinta y cinco, recojo lo último y me acuerdo que no tengo gasolina. ¡El timbre! No debería estar aquí, debería estar en la gasolinera. Respiro hondo y contesto como si todo estuviera a punto e hiciera más de quince minutos que lo espero. Busco los zapatos, no encuentro los calcetines que quiero y me pongo otros. ¡El timbre, otra vez! intento apresurarme, pero no, era que necesitaba “kleenex” y de pronto me pregunto ¿qué me ha pedido? ¿atrix? ¿spontex? Me bajo y me lo llevo a la gasolinera. En un periquete salimos, esperamos que se componga Gloria y revise las luces, el agua, las ventanas, las llaves y baje la basura… Está claro que es polineuronal. Recogemos a Gabi y a Marta por el camino y nos vamos. Llegamos a la calle Madrid de Almansa y tengo la impresión de que alguna multa cae. La calle Madrid número 18 es un chalet adosado probablemente muy confortable para sus dueños pero con poco parecido a la trasera de un teatro, claro quizás era escenografía y no nos dimos cuenta. Preguntamos por el teatro, hay que dar la vuelta, torcer a la derecha, girar a la izquierda, bajar cinco calles, encontrar una plaza, un banco y una calle peatonal, la del teatro. Que pensé yo “en este pueblo no ponen multas por entrar en las calles peatonales”. Pero no, no era eso, es que el alcalde, como nuestro Bartolo, se enamoró de los bolardos y los puso por aquí y por allá. Descargamos, montamos y de pronto Inma que se angustia, ¡que se había olvidado los filtros! Pues nada hija, te tendrás que apañar con cuatro plastiquillos de colores de los que hay por aquí y lo demás blanco. Pero es que lo que Inma no sabe es que la Divina Providencia nos ampara y se dijo: “estos chicos necesitan tiempo, vamos a dejar que la muchacha no se entusiasme con los colorines y termine rápido”. Fenomenal, hasta podremos hacer un pase de texto antes de que venga el “dire”. Y nos vamos a comer que es la hora.
A la vuelta, de pronto y sin saber por dónde ni por qué, aparece nuestro director, contento él porque había llegado pronto. Pues podría haber llegado un poco más tarde cuando ya hubiéramos hecho el pase de texto y algún ensayo de transiciones. Pero no, él siempre oportuno, ahí, vigilante, callado, pero vigilante, como los monos sabios, que ni ven ni oyen ni hablan, pero ahí están, sigilosos, expectantes, sin zozobra, para que los demás vean, oigan y hablen. Venga, ya que estás aquí, cúrratelo un poco y dirige algo, que no vas a venir por la patilla, que esto se cambió, que de aquello no me acuerdo,… que el mundo está al revés y la Lola se va a los puertos.
A volver a empezar (¿ganó un óscar verdad?) ¿Quién hace esto? Los que no lo hacen no dicen nada (lógico, si no lo hacen no se lo van a inventar). Quien lo tiene que hacer no se acuerda (¿cómo lo va a decir si no se acuerda desde que se estrenó por cuarta vez en Navalcarnero hace un parto?). Pero seguimos y hacemos algo que uno dice así no se hace y otro dice que sí, bueno se decide que se hace así y ya veremos que dice el video (si nos hemos equivocado o no). Nos vestimos después de ¿pasar texto y hora y media de ensayar transiciones? Nos pasa lo mismo que al “dire”, las ilusiones también nos embargan. Pues ya que sea lo que Dios quiera, porque ya que hemos llegado aquí, aquí estamos y que salga el sol por Antequera.
Cuando todo está casi listo, maquillados, vestidos, todo a punto, Miguel siente que le falta algo, no puede ser, siente que los bóxer con botones de colores tan setentero que le había comprado Mari Jose no están en su sitio, lo piensa, se acojona y no tiene más remedio que comprobarlo. Baja la cremallera, mete la mano y saca un pedazo de tela con botones pintados de colores, respira, todo en su sitio. Subimos al escenario y miramos por el agujero del telón, el patio de butacas está casi lleno, de pronto todos en el escenario pero falta la Señora Ortiz y Miguel la busca como un loco, quedan apenas cinco minutos para subir el telón y Pepa no aparece ni en el escenario, ni entre cajas, ni en el baño, ni en los camerinos… alguien le dice a Miguel que Pepa tiene que estar en el patio de butacas porque empieza por ahí y que se fue con Inma después del “mierda”, como siempre. Miguel respira un poco.
Se abre telón y sale la Clackett y entra, un poco atacada por cierto, Cris casi sin voz, le pide a Miguel que grite por ella si en el momento adecuado no puede, habrá que grabar la cara del director si esto ocurre, se tragará “la bolsa de las gominolas”. Y Roger empieza a llenarse de puntitos brillantes que en breve se convertirán en un manantial con el que apagar la sed de la mitad de los saharauis. Maite dando vueltas, concentrada, abstracta, sin ganas de que nadie la hable y Flavia alentando, inyectando energía. Nos toca y de pronto todo se tranquiliza y el mundo vuelve a su ritmo. El primer acto va transcurriendo, sin prisa pero sin pausa, bien, nos empezamos a sentir cómodos, llega el final y con él la primera transición. No va mal, se desarrolla bien.
Empieza el segundo acto, a Miguel le han cortado el paso con la mesa de atrezzo, no importa ya resolverá. Y así es, sin problema, sale, mantiene su conversación con Flavia, pronto se acabará el texto y empezarán las acciones. El escenario se oscurece del todo y un cenital ilumina la caja y la bolsa de Philip… en el lado contrario. Tranquilo Miguel que no pasa nada, improvisas una acción, te acercas, coges la caja y la llevas a su sitio mientras Quique te mata con la mirada, Pepa hace gestos para que hables y Maite susurra que improvises. Ni caso, ¡qué locos! Con la caja en su sitio suelta la frase que hace siete segundos que esperan, y que ellos creen que han sido siete minutos, ¡qué exagerados!, pero si ni quiera se ha notado. Termina Miguel la última palabra con parsimonia, tranquilidad y alevosía y en ese momento, en ese preciso momento, visualiza la cara del director comiéndose el brazo de madera de la butaca… Todo fluye cada vez mejor hasta que Flavia hace como que entra de la buhardilla y le dice a Philip: “Roger, cariño, si no vamos a irnos a la cama aprovecharé para ordenar la buhardilla”. ¡Cómo me vuelva a llamar Roger la hostio en la buhardilla y la pego mitad, en el plato de sardinas, mitad en la citación!
Termina el segundo y pasamos al tercero, todo viento en popa…
Aplausos…, a las cero horas y dieciséis minutos el Teatro Regio de Almansa rompe en aplausos. Sonrisas, caras de satisfacción, más sonrisas, más aplausos, entradas y salidas de los actores, más aplausos. ¡Por fin! Descansamos, se irradia satisfacción, ya pasó…
Por cierto, ¿alguien recuerda cuándo es el sexto estreno de “Ruidos en la arena”?

Jose Bernal

Día 4: RUIDOS EN NAVALCARNERO O POR QUÉ NO PEGAR LAS SARDINAS A LOS PLATOS

Sábado, 19 de Enero de 2013, 9:30 de la mañana.

Empiezo la crónica en este punto aunque no sé muy bien por qué. Ahora que lo pienso debería empezarla unas horas antes, cuando me gané a pulso que Inma, Cuqui y Goyo me odien y solo por dormir un ratito más el sábado. Me voy a explicar, resulta que el día de autos -que no de coches, afortunadamente ese día no tuvimos ningún percance- teníamos función de Ruidos en Navalcarnero. Teníamos bolo, vaya, por resumir. Y tener bolo de Ruidos conlleva muuuuuucho trabajo. Así que empezamos el viernes, ensayamos y cargamos el camión. Y entre una cosa y otra decidimos a qué hora nos levantaríamos el sábado, mejor, a qué hora quedaríamos en Navalcarnero para descargar y montar, que dormir y levantarnos lo hacemos todavía por separado. Después de una contienda verbal a la altura de las circunstancias decidimos que ni las 10 ni las 12 eran horas adecuadas y fijamos las 11:00 como la hora h del día d.

Y aquí enlazo con el punto donde arranqué, porque a lo que dediqué el entretanto pertenece a otro tipo de crónicas mucho menos interesantes, o que a nadie interesan, que no sé si es lo mismo. El caso, que a las 9:30 del día d abrí el ojo y pensé, ¡pues ya llego tarde! Y a las 11:25 estábamos Sergio y yo en un atasco en Navalcarnero. El que estaba montando Inma con el camión tratando de meterlo en la zona de carga del teatro.

¿Cómo poner en palabras lo que significa descargar Ruidos? ¡Ay! ¡Uff! ¡Venga! ¡Espera! ¡Joder! ¡Qué se moja! ¡Espera que ya subo yo! ¿Queda mucho? ¡NO, eso ahora NO! ¡CUIDADO! ¡Anda…, pues no ha sido para tanto!

Y luego el montaje. Éste yo me lo pasé comprando cervezas así que no puedo decir demasiado. Pero el clamor popular dice que fue tranquilo porque solo estaba uno de los dos gallitos de pelea del bricolaje.

Navalcarnero es un pueblo muy bonito, por lo menos la plaza del teatro lo es, y tiene un teatro muy chulo la verdad, y muy bien equipado. Esto, las cervezas, las bromas y chanzas nos mantuvieron entretenidos hasta la hora de comer.

¡Qué hambre, por dios! Entre que a las 9:30 volví a apagar el despertador y que no tenía leche en casa, ni una mísera galleta tuve tiempo ni ganas de meterme en el cuerpo para desayunar. Menos mal los doritos con las cervezas, porque si no mato al técnico que se empeñó en que hasta que no estuvieran todos los focos dirigidos de allí no se movía nadie. Ya le había echado yo el ojo a un restaurante cercano en mis paseos cerveciles. Me hice dos, en el primero, novato de mí, no traje cervezas para los técnicos, y lo tuve que arreglar, claro. Comidita casera y trato exquisito. Comimos muy bien. Y barato. A los postres fueron llegando los rezagados y tuvimos visita inesperada, Mario, de la FETAM, que venía a proponernos trabajo. Trabajo llama a trabajo, dicen, y hablando de trabajo, hay que ensayar transiciones, grabar memorias, pasar por chapa y pintura. ¡Hala! Otra vez pa´l teatro. ¡Qué fría se está poniendo la tarde, no! ¡Con la mañana tan buena que hacía! ¿Vendrá gente? No sé, ¿hay fútbol? Oye, y lo de las invitaciones, ¿cómo va?

Siesta en el patio de butacas. Ya. ¡Uy, no puede ser! Pero si ha pasado casi una hora y ni me he enterado. ¡Qué pereza! Ensayar transiciones ahora… Con lo bien colocadito que está todo. Bueno, venga, que luego viene bien. La verdad, lo hicimos muy bien, se va notando que algo aprendemos, o que nos sale por repetición sin saber muy bien porqué. Saludos. Repasar saludos. Sin luces de guardia nos matamos. Luz azul. Pues queda bien para darle la vuelta al sofá. Adjudicado.

Y ahora viene el momento que más agradezco en esta función. Como no tengo rulos que ponerme, ni pestañas postizas, ni un miserable cardado. Como mi belleza natural encaja a la perfección con el personaje que represento, tengo un rato libre. ¡Qué bien! Por fin puedo irme solo a fumar un cigarro, a ponerme nervioso, a pensar en las frases que siempre se me olvidan, en las últimas notas que me dio el dire. Salgo entonces a la calle y… ¡la madre que me parió! Pero si hace un frío que pela. Tres caladas y para dentro. Ya me he relajado.

Empiezan a llegar mensajes. Ya estamos aquí. Hemos venido con Ernesto. Hay mucha cola afuera para sacar las entradas. También viene Ana. Y Dani. Creo que también viene Alex. A ver, espera un momento, uno, dos , tres, CUATRO, al menos cuatro directores de escena estarán en el patio de butacas. Pues yo sigo sin estar nervioso, claro, como no me he podido fumar el cigarro a gusto. Venga pues me visto y que sea lo que dios quiera.

No sé quién lo quiso pero la función salió, mal que bien. Con alguna botella de más y alguna frase de menos, tuvimos risas, bravos y aplausos en cada cambio de escena. En el tercer acto entrega total del respetable aplaudiendo y jaleando los momentos más graciosos. Al final se hizo la luz y descubrimos un patio de butacas a rebosar y una platea bastante concurrida. Más de trescientas personas aplaudiendo con ganas las dos horas de risas que les habíamos brindado. Subidón.

Y después ya sabéis, besos, risas, excesos… espérame en el bar que en media horita desmontamos. ¡Ay! ¡Uff! ¡Venga, que cabe otro panel en el ascensor! ¡Joder, puto tornillo! ¿Quién lo ha puesto así de mal? ¿Habéis mirado en los camerinos? Que la última vez nos dejamos la plancha. Pues yo creo que hoy ha salido todo bien. Me voy ya que no llego, ¿vale? ¿Esto es Navalcarnero o Leningrado? Madre del amor hermoso, se me van a caer las orejas a cachos. ¡Una cerveza! ¡Dos! ¡Enhorabuena chicos! Sois geniales. Nos vamos ya que hay que dejar la furgo y todavía nos queda la descarga en Gilitos.

De vuelta a Alcalá con Sergio y Trini en el coche, hablamos de la obra, de teatro. Todavía nos quedan ganas. Llegamos los segundos. La descarga se me hace difusa, dolorosa. El cansancio acumulado del día empieza a pasar factura. Lo último que bajo es mi caja y mi bolsa, y las dejo encima de una silla, en todo el medio, no se vayan a esfumar.

Sergio me da de cenar en su casa. Hablamos de la obra, de teatro, de la vida. Llega más gente. Me duermo.

Gabriel García

Día 3: RUIDOS EN LA CASA. PIOZ. 6 de Diciembre de 2012.

Me ha tocado hacer la crónica del día 6 de Diciembre cuando actuamos en Pioz con la obra “Ruidos en la casa”. Si no he entendido mal, mi nombre ha salido como agraciado en un sorteo en el que no he estado presente y cuyo premio consiste en hacer la dichosa crónica. He de advertir, que cuando escribo por encargo u obligación, mis textos son pésimos y carentes de sustancia, en cambio cuando me dejo llevar por mi inspiración, jamás consigo escribir nada.

¿Qué coño es una crónica? Pues bien, una crónica, es la descripción de unos hechos por orden cronológico. Por lo tanto, empezaré desde el principio.

De la nada surgió una explosión que dio origen al universo. Y en ese universo nacieron unas estrellas, cuya constelación se llamó Maru-Jasp…  Creo que he empezado muy atrás. Mejor ir al grano.

La mañana del día de  autos, quedamos  en Pioz, para terminar de montar algunas cosas del decorado que quedaron pendientes y colocar y dirigir luces. (Si, he escrito “la mañana del día de autos”) Aquella mañana, no tuvo nada de especial. Fue como todas las demás, mientras montábamos las luces, yo aprovechaba para meterle caña a José, y así echarnos unas risas. Lo de siempre. Para mí, lo verdaderamente relevante pasó por la tarde.

Después de comer, al volver a Pioz,  y ya en el mismo pueblo, a unos metros del teatro, se cruzó delante de mi coche, otro en sentido perpendicular al mío. Este hecho, hizo, que a pesar de pisar el freno y reducirse la energía  cinética de mi vehículo, la inercia hiciese de las  suyas, y la parte delantera de mi coche terminara adherida contundentemente a la puerta del conductor del coche de enfrente. Dicho acontecimiento, no tendría nada de particular, (aparte de haberme quedado sin coche), si no fuese porque me quedaban en ese momento tan solo tres horas para salir al escenario. Imaginaos:  Golpe con el coche, pequeña discusión, hacer parte del accidente, llamar grúa, esperar grúa, esperar grúa, esperar grúa, bajar el coche a Alcalá, llamar a mi mujer, subirme con ella otra vez a Pioz, entrar al teatro y pensar ¡Dios mío, me queda una hora para actuar!  Y aquí es donde empieza, lo verdaderamente importante.

Todos los actores, somos seres vivos, llenos de pasiones, pensamientos y problemas, personales, que debemos dejar a un lado cuando nos metemos en la piel de un personaje. Que fácil resulta decirlo, pero debemos procurar que sea así. En la misma obra que estamos representando, se puede ver en clave de humor, como los personajes quedan impregnados de las pasiones personales del actor, y como el reflejo de esas pasiones durante la representación da lugar a situaciones verdaderamente cómicas.

El personaje, no tiene que verse contaminado en ningún momento por nuestra realidad y es esto, una de esas cosas que hace que la labor del actor resulte difícil.  Esto me hace recordar cuando trabajé con Doña Aurora Redondo, una actriz maravillosa que en aquél momento era muy ancianita. Para andar, tenía que ayudarse de un bastón, su cadencia al andar era lenta y pausada, y la mayoría de las veces iba del brazo de alguien, y sobre todo había que ayudarla para subir o bajar los escalones que daban acceso al escenario. Cuando la vi por primera vez, me dije, ¿Cómo puede esta mujer interpretar la Brígida del Don Juan, si no puede moverse? La respuesta, no estaba en el cuerpo de Aurora Redondo, la respuesta, estaba en el personaje de Brígida. Cuando ella salía a escena, no necesitaba bastón, ni apoyarse en nadie. Se movía con toda la agilidad que le permitía su edad y con una fuerza y un ímpetu que luego fuera del escenario no tenía. Esto es lo que yo llamo “la magia del teatro”.

Quiero manifestar con esto, y lo digo para los profanos en la materia, que el teatro, aparte de ser divertido, conlleva de un esfuerzo sicológico, que en muchos casos puede superar en intensidad al físico. Y la fuerza del personaje que interpretamos muchas veces es tal, que nos hace sacar energía incluso cuando no la tenemos. Por eso, aquella tarde, hice todo lo que pude para alimentar a mi personaje y salí.

Con respecto a la representación, decir que salió mejor de lo que esperaba y en algo se tiene que notar que era el tercer estreno. Eso si, para mí las proyecciones entre cada acto, sobraban. Pero eso es tan solo una opinión.

Después, quedamos para celebrar con una cena el decimoquinto aniversario de Maru-jasp, y tengo que decir, que me encuentro cada día más orgulloso de pertenecer a este grupo.

NOTA PARA GOYO  Y JOSE: Cuando he puesto lo del “día de autos” es para hacer un chiste fácil, pues ese día destrocé mi coche. Sé que para vosotros es difícil de captar, pero espero que esta nota os lo haya aclarado.

Jose Manuel Ayala. “Cuqui”.

 

 

Día 2: “Ruidos en la casa”

Día 2: “Ruidos en la casa”

Función a la vista.  Domingo 28 de octubre a las 19 horas en Cheste (Valencia).

La segunda, después del estreno, después del verano, después de cerrar “El Burgués Gentilhombre”, después de recorrer más provincias españolas con “Mujeres de Arena” y  de que se averíe la furgoneta, llegamos a Cheste por cuarta vez y con “Ruidos en la casa” casi como si fuera el estreno.

Días, semanas de discusiones, hora a la que salir, un@s que sea temprano para llegar pronto, “que hay mucho que hacer y mucho que montar”……….., otr@s que si no puede ser más tarde, necesito no sé cuantas horas de sueño…. Surge una propuesta: salir el sábado para montar el propio sábado y el domingo tener tiempo para ensayar tranquilamente.

Propuesta no aceptada.  Según pasa el tiempo nos volvemos más especialitos y más maniáticos, cada uno con lo suyo ¡es que como en mi cama no duermo en ningún sitio!, normal (ni nadie). Creo que eso nos pasa a todos, pero ….

Idea de Goyo: lío a mis primos valencianos para que me ayuden a montar. Yo me voy el sábado con el camión. Dicho y hecho. Se han dejado convencer esta vez, no se si después de la experiencia volverán a dejarse engañar.

Llegada a Cheste: 16 horas del sábado 27 de octubre.

Misión 1: Descarga

Ya tenemos a los valencianos esperando en la puerta del  teatro. Cara de circunstancias al ver el camión y abrir las puertas. Como el camión es grandecito, la escenografía va holgada y no parece tanto, pero al empezar a descargar enseguida viene la primera pregunta ¿¡Cuántas puertas!?  Y yo les digo: sólo cinco.

Luego vienen los sacos de arena que como vienen camuflados en los cajones no se ven. Empiezo a sacarlos uno a uno, y otra vez la exclamación ¡¿Cuántos sacos?! A eso se une las cajas de atrezzo, de herramientas, listones, telas, etc, etc.

Misión uno completada. Descarga realizada.

Misión 2: Montar escenografía

El montaje es como un rompecabezas y que solo Goyo conoce. Algún día aprenderemos los demás, nos organizamos bien, y a lo mejor conseguimos montar en una hora en vez de cuatro.  La cerveza ayuda, o eso dicen.

¿Alguien pensaba en montar escenografía relajadamente? Eso casi nunca pasa, y menos teniendo a Moncho al lado que no para de hablar, y bla, bla, bla….. ¿Y el futbol? Empieza las 18h, hay que darse prisa que hay que ver al Valencia (¡manque pierda!).

Empezamos con las incidencias: La ventana que roza y no abre, picaporte de una puerta que se rompe, la rueda de la mesa de televisión rota en el transporte. .. Llamada a Jose rápidamente para que traiga las ruedas de repuesto y mensaje a Cuqui para que no se le olvide la cepilladora. A pesar de las chuletas escritas en la propia escenografía montamos los cajones al revés, ¡vaya por Dios! ¡ Y ahora las puertas no coinciden y tendremos que volver a empezar!

Refuerzo para la barandilla, Gabi pone tanto ímpetu en sus acciones que un día de estos se quedará con alguna puerta o con la barandilla en la mano (mientras no se le caiga encima). Pues nada, vamos a evitarlo poniendo refuerzos, refuerzos que hay que pintar (las rayitas otro día) para lo que me pongo mi traje de astronauta que ya quedó inmortalizado con Bernarda.

18 horas del sábado 27 de octubre de 2012

Empieza el futbol y los futboleros van desapareciendo uno a uno, total si no hay suficientes herramientas …. Se queda Juan Luis y antes de que finalice el partido, nosotros ya hemos terminado de montar la escenografía y pintar. ¡Viva! Me siento en el suelo del escenario, las piernas ya no me sostienen, a esperar a los futboleros y a los técnicos del teatro.

Se escucha follón en la entrada, deben ser  los futboleros, el Valencia ha perdido ¡vaya por Dios!.

Quedamos en volver al día siguiente a las 11h para continuar con la iluminación, sonido, ensayo técnico y demás pruebas necesarias para preparar la función de la tarde. Estamos cansados y mañana tenemos un día muy largo por delante.

11 horas del Domingo 28 de octubre de 2012. Cheste (Valencia)

Nos enfrentamos a un día muy largo, y eso que el cambio de hora nos ha regalado una horita. Pero quedan muchas horas hasta que nos encontremos con nuestra camita por la noche, cansados, magullados (siempre nos llevamos algún golpe o cardenal). Hay quien cuenta las horas, unos las que van a estar despiertos, sin dormir ¿20? ¿22?, otros las que van a dormir ¿3?¿4? ¿A lo mejor cinco los más suertudos?

Poco a poco va llegando todo el mundo, algunas caras son todo un poema (¡vaya nochecita, ¡eh!). Un momento, ¡faltan camisetas amarillas! Ah, no, es que no se la han puesto (mal). Empezamos: Luces, sonido, colocación escenografía, atrezzo, vestuario, marcas, etc … Dónde esta esto, dónde esta lo otro, … dónde lo pongo, dónde lo dejo. Llegamos a la hora de la comida con todo preparado para el ensayo técnico de la tarde previo a la función.

No hay nada mejor que hacer la digestión y pasar la morriña de la siesta subiendo y bajando escaleras, grabando memorias, probando sonido, repasando marcas, etc.

Empezamos ensayo técnico, entradas, salidas, puertas, sardinas, pim, pam, pum. Segundo acto, cambio de escenografía, marcas, botella, sabanas, flores ¿Dónde? Tercer acto, cambio de escenografía ¿Y el montón de sabanas dónde se queda? Hay apuestas sobre el tema,  que aunque se que la gané todavía no se el qué.

Unos oídos mejores que los míos me advierten que no sale el sonido por la izquierda, ¿por dónde? LA IZQUIERDA. Nada,  llamada a los técnicos, el micro tampoco esta listo. ¡Ah! Y la proyección, no hemos probado la proyección …

Ensayo técnico superado. Misión cumplida.

El tiempo que transcurre entre la finalización del ensayo técnico y el comienzo de la función es tiempo de nervios, consultas de última hora al dire, repaso de texto y acciones por grupitos… Unos se concentran consigo mismos a solas y otros aprovechan para sentarse en los muebles.

Son las seis, en una hora comenzamos. En la puerta un espectador impaciente dice que como es que el teatro no esta abierto si la función empieza a las siete. ¡Pues si que hay prisas! Pongo música para el público y que abran las puertas.

Aprovecho este tiempo para saludar a la familia que ha venido a vernos, son muchos, a algunos hace años que no los veo. ¡Que bien tenerlos entre el público!

La función  comienza y transcurre más o menos con normalidad, llegamos al cambio de acto, esta vez a telón cerrado. Se ven las sombras a través del telón moviéndose de un lado para otro. Queda mejor a telón abierto. Continuamos: segundo acto.

Me dicen que el telón se ha quedado muy abierto, que se ve entrecajas. ¡Claro! De eso se trata…

Fin del segundo acto. Transición. Definitivamente, hay que hacerlo a telón abierto, total si tienen que hacer lo mismo.

La función termina, aplausos. Respiramos. Ya esta. Esta hecho. Esta vez no ha habido bolsa azul, ni cajas de expedientes calientes …

Bueno queda lo más divertido, desmontar, cargar, volver a Alcalá, descargar, devolver la furgoneta e irnos a dormir, casi nada.

Con la ayuda de los empleados del teatro, desmontamos y cargamos. Antes de ponernos en marcha hay que cenar, y como dice mi tía, nada mejor que “cena de sobaquillo”, es decir, bocatas sentados en la acera del teatro. Inmortalizo el momento.

Parecerá mentira, pero todavía a las tres de la madrugada, subiendo y bajando por las escaleras de gilitos, cargados con sacos de arena, paneles, cajones, puertas, sardinas, platos… aún tenemos ganas de risas y bromas, a pesar del cansancio, de las caras de sueño. Mañana será otro día.

Creo que a esto se le llama Amor al Arte.

Inma Calvo

Día 1 «RUIDOS EN LA CASA», Auditorio Paco de Lucía 02.06.12

Nunca he tenido mucha fe en los rituales teatrales. Esa es una verdad a medias o casi una mentira. Tengo los míos, unos un poco más públicos que otros, pero personales a fin de cuentas. A la compañía siempre le doy su espacio, para esos rituales en los cuales no tengo la seriedad necesaria y mejor no estorbar. Al menos el día del estreno.

Allá nos vamos, a estrenar  “RUIDOS EN LA CASA”.

La verdad es que es un día con relativa calma, a pesar de tantas cosas, de tantas funciones y de tanto jaleo: fin de curso con los niños, vuelta a Madrid, indecisiones vitales y personales, vuelta a Alcalá y una semana un poco gris que se coloreará con un bonito estreno. Movimiento “Slow”

Uno de esos pequeños rituales personales pero públicos viene conmigo, algo de ropa nueva, y otro de los íntimos me lo da el tiempo libre antes de entrar al teatro. Soledad de barra de bar, meditaciones de Roland Garros y una copa de “patxarán” (el camarero me mira mal cuando le pregunto si no tiene otra cosa que no sea “zoco”… que malo acostumbrarse a lo bueno…)

Poco a poco se llena aquello de camisetas amarillas, o mostaza, o girasol, o gualda, que no paran de moverse, de fumar, de repasar su texto, de martillear y de ajustar las últimas piezas. Me cuenta esta tribu de “camisetas histéricas” que por la mañana la cosa no avanzó como se debía, debates incluidos sobre el grado de inclinación, la posición de la cortina, la bajada de las escaleras, la entrada al escenario, la calle, el cielo, el infierno… y yo a casi todo les digo que si…

Una vez terminados los detalles nos vamos a ese segundo ritual privado pero público que es “montar los saludos”. Miro el reloj y veo que vamos bien. Mi previsión es terminar de estar ahí en medio hasta las 19.00. Luces, cortinas, muebles. Saludos:

TRINI: ¿Cómo van a ser los saludos?

YO: “What youre proposing”

TRINI: ¡¡¡¿Qué?!!! ¿Ahora quieres que opinemos?!!! ¡Estamos locos!

YO: No, no, que van con esa canción…

Es fácil. Que majetes…

Nos ponemos con las transiciones. Repasamos y repasamos y repasamos y repasamos ¿pero como es posible que siempre falte algo? Algo en mi interior me dice que no lo estoy haciendo bien, que no debo darles las suficientes herramientas porque no es normal que siempre falte una sábana… Entonces mi subconsciente me da la solución: “dales una cerilla…acabemos con esto de una vez…” Por eso a veces no le hago caso a mi intuición.

El público va llegando. Todo fuego amigo.

La función comienza. Intento verla desde la cabina, pero me acabo sentando en la última fila, quiero estar cómodo. Todo suena y arranca bien, pequeños lapsus, entradas un poco antes de tiempo, todo presupuestado…  bolsa, bolsa, sardina, sardina…y de pronto…

…de pronto…¡¡la bolsa azul!!

Después de recoger los ojos, que se me habían salido de las orbitas, comprobamos el silencio, Roger y Vicky se han pasado al dormitorio (espero que a desnudarse del todo) Marta sale como puede a pedirle ayuda a Luis (…pues no tiene Cuqui bastante con lo suyo…) Nos rearmamos, dejando el vestido sin saber, sin salir nadie por el jardín y acudiendo a la primera entrada de nuestro ladrón. Después de eso, Roger aparece por la cocina con Clacket y Vicky por el jardín (¿Por qué?…que sabe nadie…)

Pero todo pasa, un poco mas o menos decentemente  y llegamos al descanso…

El segundo acto comienza con algún titubeo, algunas dudas. No nos pongamos nerviosos… pero por algún misterio que aun hoy no me explico, aparece la Sra. Ortiz, con sus cosas, sus frases, y se queda en medio de todo, viendo y escuchando cómo todos la buscan… ahí dejé de sudar…

El inicio de la segunda parte, a la cual llegaron sin que yo supiera muy bien el porqué, recolocó las cosas un poco. Pero sólo un poco. De pronto, veo las dos botellas en escena

¡¡¡¡las dos botellas!!!!  IMPRESIONANTE

Evidentemente, ninguna va estando donde debe. Todo se va precipitando… me agarro a la butaca de delante para no saltar… me falta alguien… falta la Sra. Ortiz (Claro, como antes salió mucho rato, ahora no sale, para compensar, seguro que está buscando su botella en Coslada) Las escenas van pasando, ella que no está, los demás van luchando como pueden. Ahí está Jose con una cara de “Diosmiodondeestamos” entrando y saliendo de punta a punta del escenario, todos le gritan algo del pegamento ¿y el cactus? ¿y la Sra. Ortiz? ¿y la lentilla? ¿Y las botellas? ¿y mi corazón? ¿y el hacha?¿y si hubiera acabado la carrera de económicas? Momento estelar: PHILIP entra y sale para que ROGER le grite un apoteósico “¡donde vas gilipollas!” …Se me escapa la risa floja…

De alguna forma, aun inexplicable para los entendidos en asuntos paranormales, el acto acaba y termina en su sitio.

Veo al comenzar el segundo acto que el cable del teléfono no está preparado (NOTA MENTAL: apostar con ellos a que seguro me dicen que sobra descanso…) Mrs. Claket lo desenreda como puede. Bien, vale, bueno, salvados. Es entonces cuando Gabi, poseído de una fuerza descomunal (yo imagino que la de algún agente secreto) empuja a Laura lo justo para tirar la estantería…normal, pienso, como ahora estamos con mucho espacio…mejor pegarse a los muebles… Nada, no pasa nada, no ha muerto nadie… seguimos…. Total, a mí el jarrón rosa no me gustaba…

El tercer acto transcurre casi sin incidentes. Alguna cosa nos dejamos por el camino, movimos el sofá hasta el jardín ¿de quien fue la idea de un sofá hinchable? ¿Por qué no lo coloca nadie? La gente se ríe, y yo también. Pienso que está todo siendo un desastre, pero no lo sabrá nadie como lo sabemos nosotros.

La función termina. Saludos, vivas y bravos.

Abrazos y felicitaciones.

Me encantan los días de estreno. Me puede gustar más, o menos la función en sí, o estar bien o mal. Pero día de estreno sólo hay uno, y hay que disfrutarlo. Dejar que la gente se quede vacía de toda esa energía, de todos esos nervios. Disfrutar de la función que se hace por primera vez, con sus aciertos y sus desgracias. Ya habrá tiempo de arreglar y de dar notas. Hoy solo es disfrutar, divertir, recopilar anécdotas y comentarlas al sabor de una cerveza.

Yo mientras, buscaré el programa de mano para comprobar que efectivamente lo que estaban perpetrando era “Ruidos en la casa”…

Juanma Casero.

Sinopsis

Posiblemente una de las comedias mejor escritas de los últimos años. Acción, humor, ritmo, personajes trepidantes y situaciones inverosímiles que rodean una función de teatro con mucho misterio. Un vodevil inglés lleno de puertas, muebles y platos de sardinas que dejarán al espectador boquiabierto y sin respiración, atento para no perderse ni un detalle, porque parpadear un segundo puede suponer perderse unas risas.